viernes, 6 de enero de 2012

El abismo dibujado

Las palabras comienzan a derretirse sin voz ni habla, y aún así critican a la gente. Devastan con morbo la soledad e inocencia de los sentimientos mal habidos, y mientras me he vuelto a sentar en silencio sonámbulo incandilándome con esta siniestra y dulce luz.
Ya al recaer en la simple y virtuosa, pero a la vez errónea imagen que me persigue y rodea, con sus incansables fauces y mentiras, drena mis antiguas características.
Pues hoy es un buen momento de dejar que ciegamente los versos me jueguen en contra...una vez más. Estoy siendo obligado a demostrar lo que nunca existió. Estoy obligado a apuntar a quien ya se ha levantado y marchado. Estoy siendo obligado a tener que escribir esto oscuramente para reprimir mis ansias de suspirar y marcharme para volver...y solo volver.
Me es inevitable hasta en sueños sentir el deseo de volver a poner mis pies sobre el anaranjado recuerdo nostálgico. De depender de los suaves acordes de su voz color vino tinto y su mirada de sepia paisaje, y alimentar mi espíritu al volver a leer esto. Pero aún necesito la valentía de retomar el lápiz, y trazar...las incongruentes y apasionadas figuras que eran resultado de las lágrimas y la calma junto al fuego que enciende mi relajo.
En una manera más vulgar, mi persona es como lo que quiero ser aquí, pero yo solo quiero ser esos recuerdos. Quiero ser un levante de cejas, o un soplo de viento sin afeitar que recorra mi infancia y próxima pubertad. Quizás, siendo aquí donde nada florecerá ni cambiará, podré seguir transcurriendo este sendero de los grandes.
A veces vuelo alto sobre el azul celestial, cuando el entristecido y saturado aire concede a bailar mi pelo y a acariciar mi rostro con humo y viejas conversaciones.
Son tantas las desorganizadas y acopladas ideas que atormentan este espacio y asesinan el ancestral sustento que yo mismo creé. Pero era tanto el peso que sobre mi intuición sofocaban y como siempre sobra algo...y no queda nada bueno. Pues ella ya vendrá, pero aún no estaré preparado como antes.




... Y al final del día, solo queda suspirar.

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