sábado, 29 de diciembre de 2012

Ver

Pero ¿Cómo? Se me olvidó. Es que me rascaba el ojo con el nudillo.

¿Qué pasará ahora?, ¿Qué pasará ahora?, ¿Qué pasará ahora? Quizás olvidé mencionarte porque estaba haciendo ruidos.

Así que, Adios.

martes, 18 de diciembre de 2012

Un caballero, que con sus bolas en mano se sintió seguro de limpiarse con el cabello.

A la mierda, se las quiero cortar y estar mejor.

''No, si eso es todo.''

Pero sí, pues, sigues oculta. Una hoja detrás de tu cara o un clavo pegado en la tela, qué se yo.
Tú fuiste quien decía tanta estupidez, quien le abrió el camino sin buscar nada. Pero recordaste ahora, ¿Fue como una escoba nueva todo esto? Tanta sinceridad de principios, hombre! Qué fue lo que le contaste!

Quedaban secas aún las arrugas, corrías al agua, chocaste con la espera y no recibes nada, todo por 4 paredes, que supuestamente te dan libertad. Unas las que te tapas con intrépidas vallas a tus preguntas. Si me desdoblase me rompería mis dientes y lloraría de rabia.
Pues cuando fue la última vez que de verdad me sentí amenazado por las voraces artimañas? No fue acaso con esa puta vez que caminaba hacia un lugar donde no debía estar? Es acaso el clima, mi cara, lo que soy? Yo fío mi cara a un banco de ciegos, para que los ciegos se sientan mejor al saber que hay un conchesumadre más atolondrado que ellos. Que puedo aburrir aunque quiera seguridad. Que puedo corromper el momento con solo tener certeza. Que puedo recibir golpes con solo tener verdades.

Me ven la cara, desde siempre. No soy líder, menos un visionario, porque soy ciego. Y la vida gira, yo pensando que era una transición recta. No quiero perjudicar las peleas cerradas anteriores, pero es posible dar abasto a que un pobre imbécil pueda desfigurar y mutilar su historia en este espacio tan mío?

En síntesis, me siento mal, con cosas nuevas por el estilo, gracias a los atrevimientos de la VIDA. Con una delgada seda que me hace ver mi rabia, bien descargada pero mal argumentada.
En cuanto a él, no lo quiero ver ni en pintura, aunque no tenga la culpa, ni hablarle en una consulta de mierda. Porque eso es lo que fue, una mierda de aquel día en el que se reunieron todos los bastardos a cantar baladas sobre mi ceguez. Será esa la explosión del cielo, un último libro, el verbo final. Con sus letras y conjunciones perfectamente silabadas.
Soy un cobarde, repetirlo en mi mente hasta dormirme me relaja, me pone un pie en la tierra y otro en mi cara, con repetidas fotos como fondo de un sueño.

No tienes miedo? Tendrías miedo, yo me tengo miedo. Todos deberían tenerme miedo, porque soy un culiao enojado que escribe sobre ocultismo. Malo, no?