martes, 6 de mayo de 2014

Desde mi templo.

Ahora debo de estar soltando muchas nostalgias juntas como para volver a retomar las teclas a este blog tan propio. Un testamento de vida que al no ser diario, si es periódico, ya que mi vida sigue y no se estanca.

La naturaleza de cada especie siempre es unidireccional y propia, como su destino. Es bueno bajarse del estandarte que la humanidad nos ha cedido en el mundo y darse cuenta de lo que de verdad nos rodea, aunque sea en la comodidad de nuestros hogares artificiales, como tal.
Vamos avanzando nuestro propio camino con nuestro propio ritmo, allegándonos cada día y cada noche hacia nuestro destino, pero, cuando cruzamos caminos, cuando conectamos inconscientemente nuestras caminatas, es cuando ocurre la magia. Es cuando descubrimos nuestros hogares juntos.
A veces la humanidad que nos inculcan nuestros pares idénticos no puede ser capaz de sobrellevar tanta maravilla al toparnos. Nos impresiona, nos da impactos positivos y nos ''reduce'' a los seres lunares y solares que somos. Somos seres por artificialismo, solidarios a veces con lo que queramos solidarizar.
Y es ahí donde es más maravilloso: logramos a veces descubrir y preguntarnos nuestros destinos con otros seres, y la verdad que todos podríamos perder el camino mientras nos esbozamos para concentrarnos. Pero la vida es aún un campo de experiencia plural y contrastada, lo cual aplica mayor sabor a nuestros informes finales de ultratumba. Aprovechando nuestra naturaleza, solidarizamos sin miedo, a cambio de seguir viviendo sanamente. Y aunque llevemos a la muerte a nuestros seres, no somos quienes para saber ni menos para interrumpir el mortífero destino que esperaba su llegada; y dormimos, y no es necesario darse cuenta, porque solo queremos ayudar, no queremos desesperarnos. Ya encontramos nuestros hogares, y aunque nos larguemos, nuestro hogar está con nosotros.. siempre.

Amo vivir, la verdad me di cuenta de que no importa como pudo haber sido mi vida según algunos cambios que he experimentado, ya sea para mejor o para peor, los encantos de la vida los descubro y los impregno en mis palabras y saberes. Es tan maravilloso vivir, por su pluralidad y contraste, y por mi libertad de reaccionar como quiera en mi Hogar.

Es eso, y puede que sea más.